Jingle bellsssss, jingle bellsssss...


Bolsas, paquetes, moños.
Soy de las taradas que compran regalos personalizados. No compro cualquier cosa para quedar bien. Eso sumado a que todo está carísimo, hace que mi ingenio (inexistente a esta altura del año) se eleve a niveles asombrosamente agotadores.
Agotamiento que no es compensado cuando vuelvo a casa en la madrugada del 25, cargada de obsequios que jamás usaré y que agradecí hipócritamente en demasía y con una sonrisa congelada, como si hubiese recibido joyas de Tiffany's.

Debo confesar, sin embargo, que redoblo el esfuerzo con mi madre, mi hermano, cuñada y sobrinas, porque son los únicos que saben que soy una reverenda jodida a la hora de regalarme y tienen -no les queda más remedio- la delicadeza de consultarme antes de comprarlos.

En cuanto a la comida, astutamente propuse llevar una Waldorf.
"Es fácil", pensó la tarada (yo), "manzanas verdes, apio, nueces, crema y un ingrediente secreto que la hace más rica aún (no es arsénico)".
La "astuta" está buscando manzanas verdes en Belgrano con la misma intensidad con que los Cruzados buscaban el Cáliz Sagrado y no consigue, viste?.
Para peor, en mi familia son todos gourmet y no tienen prurito en acotar: "Le falta crema", "las manzanas no están a punto", "el apio está verde".
Quizás, suavizados por el Espíritu de la Navidad, me tengan piedad y la dejen a un costado sin emitir opinión.
O tal vez me salga bien y dirán: "¡excelente!". Con lo cual me sentiré digna de probar las otras exquisiteces preparadas por ellos y para una Christmas Eve europea, con nieve y temperaturas bajo cero.
No para la nuestra, 45º de calor y verano.


El 25, mientras digerís enroscada en un árbol porque: "cómonovasaprobarelpandulcecaserollenodefrutassecasquehizolatíaylasavella
nasbañadasconchocolateyelturrónespañolyotracopitadechampagnequetesirve
tuprimoqueademásteinvitaaunareuniónnonsanctaparazafardelembolefamiliar
dondeseguistomandomientrastodosaspiranyvospasásporqueyadescontrolaste
muchoentuvida"
... hay almuerzo en lo de mamá.
Ergo: terminás la Navidad con dos kilos más, embolada y de mal humor.

¿¿Qué era lo que se festejaba??

Ahh siiiii: el nacimiento de Jesús !!

Casi, casi... me olvidaba...